martes, 13 de septiembre de 2016

Bio grafia de Moises

  • Moisés

    Siglo XIV a.E.C.- Siglo XIII a.E.C. ()

    Moisés es una figura importante para el judaísmo, el cristianismo, el islam y el bahaísmo, donde se lo venera como profeta, legislador y líder espiritual. En hebreo su nombre es "Moshé" (מֹשֶׁה) y en árabe se lo conoce como "Musa". Las referencias fundamentales acerca de Moisés se hallan en las Sagradas Escrituras del monoteísmo (Biblia, Torá, Antiguo Testamento, Corán). Para el judaísmo, Moisés es el hombre encomendado por Dios para liberar al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto y conducir el Éxodo hacia a la Tierra de Israel, siendo por ello el primer profeta y legislador de Israel.

cita sobre Moises: "Él prefirió compartir los sufrimientos del Pueblo de Dios, antes que gozar los placeres efímeros del pecado, y se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible"


Orígenes etimológicos de su nombre



Tradicionalmente, el origen del nombre Moisés es relacionado con la noción del agua, tanto en las fuentes egipcias como en las hebreas. En la antigua lengua egipcio el sufijo mses tenía el valor de "engrendrado por (entregado o librado por); al mismo solía anteponerse la fuente de origen o creación. Moisés significaría inicialmente "entregado por las aguas", debiéndose ello a que el infante hebreo fue hallado en ellas, por lo que las aguas del río Nilo fueron interpretadas como su origen.

La narración del Libro del Éxodo tiende a sugerir una idea semejante, donde la acción de engendrar da lugar a aquella de salvar: «"Y cuando el niño [Moisés] creció, ella [su madre biológica] lo trajo a la hija del Faraón, la cual lo prohijó [es decir, lo recibió y adoptó], y le puso por nombre Moisés, diciendo: "Porque de las aguas lo saqué"» (2:10).

A partir de ello tradicionalmente se atribuye al nombre Moisés el significado de "salvado de las aguas". En su registro conocido como las Antigüedades judías (93-94 E.C.), el historiador judeorromano Flavio Josefo reafirma lo expresado por la Biblia, recurriendo además a la etimología egipcia, para finalmente confirmar que el nombre Moisés significa "salvado de las aguas".

Como nombre, Moisés se relaciona con la noción del agua y no sólo en sentido pasivo, dado que la tradición del pueblo hebreo de quien fuera "salvado" hizo un salvador y en aquel por las aguas "librado" encontró su libertador (es decir, quien lo liberó de la esclavitud en Egipto). De ahí que el nombre Moisés en hebreo es pronunciado Moshé, forma activa que denomina tanto a líder de los israelitas como a quien actuará como representante de ellos ante Yahvéh y, finalmente, los proveerá de la Ley. Moshé es emisario de la voluntad divina y por consiguiente entendido como proveedor o dador tanto de la libertad del pueblo israelita como de "los diez grandes preceptos" a ser desde entonces observados.


Moisés según el texto bíblico



La historia de la vida de Moisés es narrada en la Biblia, específicamente en la Torá (primera parte del Tanaj y en el Pentateuco (Libros del Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, todos pertenecientes al Antiguo Testamento). El texto bíblico narra cómo Moisés lideró la salida de los hebreos de Egipto y recibió los Diez Mandamientos de manos de Yahveh en el Monte Sinaí. La tradición sostiene que Moisés vivió 120 años.


Nacimiento

En el Libro de Éxodo, el nacimiento de Moisés tuvo lugar cuando un indeterminado faraón egipcio (probablemente Amenhotep II) había ordenado que todo varón hebreo recién nacido fuese ahogado en el Nilo. Según el mencionado libro, Moisés fue hijo de Amram (quien era miembro de la tribu de Leví y descendía de Jacob) y su esposa, Iojebed. Moisés tuvo una hermana siete años mayor que él, Miriam, y un hermano tres años mayor que él, Aarón. Según el Libro de Génesis, el padre de Amram, Coat, llegó a Egipto junto con setenta miembros del grupo descendiente de Jacob, por lo que Moisés era parte de la segunda generación de israelitas nacidos en Egipto.

Iojebed dio a luz a un pequeño, y lo escondió durante los tres primeros meses. Cuando no pudo ocultarlo más, lo colocó en una cesta, embadurnada con barro en su interior y brea en el exterior para hacerla impermeable, y la llevó al Nilo. La cesta con el bebé fue observada y seguida de cerca por Miriam hasta que la hija del faraón llegó al Nilo para bañarse.


Miembro de la familia del faraón

La princesa egipcia, cuyo nombre posiblemente era Bitia, descubrió la cesta y a Moisés dentro de ella. Miriam se acercó y consiguió que la princesa encargara que una hebrea amamantase y cuidase de la criatura; la hebrea en cuestión fue la propia madre de Moisés.

Durante dos años Iojebed amamantó a Moisés y después la criatura le fue entregada a la princesa. Moisés fue criado como si fuese hijo de la princesa egipcia y el hermano menor del futuro faraón de Egipto.

A través de la Mishná, la tradición hebrea conserva un relato de cómo Moisés, aún siendo una criatura perdió en gran parte de su capacidad de hablar debido a un incidente que ocurrió ante el faraón en Egipto.

Cuando Moisés se hizo adulto, observó el trabajo de los esclavos hebreos. Un día, al ver la brutalidad con la que un capataz egipcio maltrataba a un esclavo hebreo, Moisés acabó con la vida del egipcio, acto que lo condujo a tener que dejar Egipto.


Pastor en Madián

En la tierra de Madián, Moisés se detuvo en un paraje con un pozo y allí protegió a siete pastoras de una banda de otros pastores malintencionados. El padre de las pastoras, Jetró, era sacerdote de Midián. Adoptó a Moisés como hijo suyo y le permitió que habitase en Madián; allí trabajó Moisés como supervisor y responsable principal de los rebaños.

A su debido tiempo, Jetró también permitió que Moisés se casase con la mayor de sus hijas, Séfora.30 Trabajando como pastor, Moisés vivió en Midián durante cuarenta años, tiempo durante el cual Séfora le dio un hijo, a quien Moisés llamó Gersón.


Revelación en la zarza ardiente

Según la narración bíblica, en cierta ocasión, Moisés llevó a su rebaño al monte Horeb, y allí vio una zarza que ardía sin consumirse. Cuando Moisés intentó aproximarse para observar más de cerca aquella maravilla, Dios le habló desde la zarza, revelando su identidad e intención a Moisés:

No te acerques; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. [...] Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. [...] Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores, pues he conocido sus angustias. Por eso he descendido para librarlos de manos de los egipcios y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel [...] Ven, por tanto, ahora, y te enviaré al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel. [...] "Yo soy el que soy".

Yahvéh indica a Moisés que ha de regresar a Egipto y liberar a su pueblo de la esclavitud. Moisés expresa no ser el candidato para realizar tamaña encomienda y, además, recuerda que padece de una dificultad en el habla. Yahvéh le asegura que le proporcionará todo el apoyo necesario para que lleve a cabo su obra.


Las diez plagas sobre Egipto

Moisés obedece y regresa a Egipto, donde es recibido por Aarón. Ambos organizan una reunión para informar a los israelitas sobre lo ocurrido y, luego de señales, revelaciones y proezas llevadas a cabo por Moisés, los hebreos lo seguirán como enviado que trae la palabra de Yahvéh.

Lo más difícil fue persuadir al faraón para que dejase marchar a los hebreos, quienes no obtuvieron su permiso hasta que Yahvéh envió diez plagas sobre los egipcios. Esta serie de eventos comenzó con el agua tornándose sangre y culminó con la muerte de todos los primogénitos egipcios, lo cual causó tal terror entre los egipcios que el faraón terminó por permitir que el esclavizado pueblo hebreo dejara finalmente Egipto.


El éxodo hebreo

Moisés lideró al pueblo israelita en dirección este, iniciando así la larga travesía hacia la tierra prometida. Partieron desde Ramesés hacia Sucot unos seiscientos mil hombres, sin contar los niños. Llevaron consigo los restos de José, cumpliendo la voluntad de su predecesor.

La gran caravana de los hebreos se movía lentamente y tuvo que acampar tres veces antes de dejar atrás la frontera egipcia, establecida entonces en el Gran Lago Amargo o en la punta más septentrional del Mar Rojo.

Entre tanto, el faraón cambió de opinión y, con un gran ejército, partió para recuperar sus esclavos. Atrapados entre el ejército egipcio y el mar, los hebreos se desesperaron, pero Yahvéh dividió las aguas del Mar Rojo por mediación de Moisés, permitiendo a los israelitas cruzarlo con seguridad. Cuando los egipcios intentaron seguirlos, las aguas volvieron a su cauce, ahogando a todo el ejército egipcio.

Fecha del Éxodo. Aunque la Biblia no cita al faraón del Éxodo por su nombre, sí da la fecha exacta del Éxodo. En Reyes 6:1 se lee que Salomón comenzó a construir el Templo en el cuarto año de su reinado, 480 años después que los hijos de Israel salieron de Egipto. Se estima que el cuarto año del reinado de Salomón fue hacia el año 966 a.E.C. A partir de ello la fecha de Éxodo podría haber sido 1446 a.E.C., cuando gobernaba Tutmosis III.


Otorgamiento de la Ley

Luego de transcurridos tres meses Exodo 19 desde que los hebreos habían salido de Egipto y durante la travesía por el desierto, Dios confirió los Diez Mandamientos directamente a Moisés y lo hizo en el monte Sinaí. Según la tradición bíblica, Moisés subió a dicho monte a recibir las Tablas de la Ley. Estuvo en Sinaí durante cuarenta días, hasta que recibió de Dios, ya sea de hecho o bien por inspiración divina, dos tablas de piedra escritas con Su dedo (Deuteronomio 9:9-10, Éxodo 31:18).

Las Tablas en cuestión recogían los Diez Mandamientos, leyes básicas de cumplimiento obligatorio para el pueblo hebreo.

Cuando Moisés bajó a notificar a su pueblo, descubrió que en su ausencia los israelitas habían fundido metales preciosos y construido un becerro de oro, a semejanza de un quadrúpedo ídolo egipcio, y comprendió que lo veneraban.55 Indignado, Moisés montó en cólera y arrojó las Tablas de la Ley, destruyendo el ídolo de oro. Las prescripciones divinas no obstante serían reescritas y subsecuentemente reestablecidas por Moisés, mas la eventual idolatría cometida por el pueblo provocó la ira de Dios.

Iconográficamente, Moisés es representado como legislador del pueblo hebreo y portando las Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos, siendo dichas Tablas su principal atributo en la creencia colectiva e imaginería visual tanto judía como cristiana.

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